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¿Sirven para algo las muelas del juicio?

Su verdadero nombre es el de “cordales” o “terceros molares”, porque es ahí donde las muelas del juicio se sitúan, al final del arco dental.

No todos los ciudadanos las tienen. Durante mucho tiempo pasan desapercibidas, hasta que un día los tejidos de alrededor de esas muelas se inflaman, nos mordemos y el dolor se instala.

Cada vez tenemos la mandíbula más pequeña y por eso esas muelas –que como salen alrededor de los 18 años se llaman del “juicio”– quedan mal situadas, giradas, inclinadas y dan esos problemas. Precisamente porque surgen sin tener sitio, suelen aparecer en mala posición o pueden comprometer la situación de las piezas adyacentes. En otros casos –y es muy frecuente– no llegan a salir del todo y quedan medio retenidas provocando dificultades de masticación o dolor.

Lo mejor, quitarlas
En muchos casos no aparecen y en otros surgen como unos molares normales que cumplen perfectamente su función. En ese caso, no hay por qué eliminarlas salvo que comprometan el espacio anterior. Sin embargo, en otras ocasiones, el consejo de los especialistas es extraerlas.